Claro todos tenemos derecho a trabajar, y más aun aprovechando que hay fiesta pero lo malo de esto es que los amigos que se ganaban unos dolarcitos estorbaban la visibilidad de los presentes, pues muchas de las veces justo cuando pasaba un determinado colegio ahí mismito tenían que estar para ofrecer su producto, cosa que en si fastidiaba.
Pero lo bueno es que policías municipales trataban en algo prohibirles la venta por determinado recorrido, pero no así a los canillitas que se dieron el lujo de recorrer todas las calles gritando las diferentes periódicas y revistas que salían por las fiestas…
Pero lo jocoso y hasta medio chistoso resulto la presencia de un perro, que como un gran “señor” no se quitaba por nada del mundo en plena calle, justo cuando los estudiantes pasaban y tenían que hacerse a un lado o sino ¡zas!, les podía morder, ya que estaba furioso y muy entretenido viendo las piernas de las señoritas que desfilaban, esto aparentemente ya que un policía municipal quería retirarlo, pero pensó dos veces, antes de hacerlo…
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